http://www.youtube.com/watch?v=92i4jaMH2m8&feature=related
Oda al invierno- Ataúd de hielo
El invierno, estación de los muertos, tumba de la vida, fin para la madre tierra y atormentadora de los hombres. En la mitología siempre representa tristeza, soledad, dolor y sufrimiento, como por ejemplo la historia de Hades y Perséfone. Hades rapta a Persefones, cuya madre al enterarse abandona su trabajo como diosa de los cultivos y la tierra empieza a morir. Finalmente, llegan un trato y Persefone pertenece a Hades durante los meses de invierno, lo cual causa el dolor de Deméter.
En cierta medida, comprendo que los seres humanos teman al invierno. Es una estacion cuya mera existencia puede matar a alguien, en la que los instintos más básicos de supervivencia crecen y se reproducen. Es normal temer a una cosa asi y se que nunca podre comprender ese punto de vista, estando aqui, sentado sobre un tambaleante taburete, balanceandome entre la nada y el todo, en el punto cero, en mi propia torre de cristal. Solo puedo intentar llegar a ligeras suposiciones lanzando botellas de cristal al aire, esperando respuesta.
Y ,al lanzar mi botella al aire, no puedo evitar mirar la luna con una ligera curiosidad. Se que lo que veo es una mera y dulce ilusión, un mero reflejo de la luz del astro sol, pero no puedo evitar pedir ser como la luna. Tener esa blanca y fria luz, siendo observado por los demas en mi triste baile en el cosmo. Sin parar de repetir un mismo proceso. Sin embargo, no puedo evitar darme cuenta de una cosa. Soy tan lejano como la luna. Por mucho que me intenten alcanzar solo pueden ondular mi reflejo en el agua y al darme cuenta rió, tambalenadome sin parar sobre la delgada linea de lo que desaparece y lo que no deja de existir. Por que me doy cuenta de como de ridiculo es mi existencia de tal forma y entonces hallo la verdad sobre esta estación. Una estación donde los pecados se ponen a dormir por la eternidad, una estacion cuyo lecho de oscuridad nos devuelve un poco de nuestra forma original. Lentamente, cierro mis ojos y vuelvo a mi mundo fisico, sentado sobre un taburete que me sirve como guardazapatos, cubierto por una manta calida y acompañado por la luz de una lampara de mesa. Mi escritorio se ve lleno de hendiduras y sigo comprendiendo la razón de existir de esta estación. Es la perpetuación de lo inevitable. Un recuerdo intocable de que hay algo más cruel que nuestra raza y esa es nuestra propia madre. Ella tiene sus manos sobre la puerta de nuestro ataúd, mientras los clamores de dolor se alzan desde el interior de la tierra, pidiendo justicia. Por que simepre lo hemos sabido y lo sabremos siempre...ella tiene siempre la última palabra.
Diario del movimiento del mundo.
Un mero diario con reflexiones aburridas e inútiles para la vida diaria...ah~ la filosofía...
lunes, 16 de enero de 2012
Presagio de muerte
Presagio de muerte
Por Sakuya
Prólogo
Siempre pensé que había algo, en algún punto del mundo que dominaba mi destino. Algo parecido a lo que llamamos Dios. Por supuesto, nunca tuve una idea tan romántica como la que tenían las religiones de ese supuesto Dios. Pensaba que era un ser que, según los movimientos que hiciera en la vida, el modificaba mi entorno para que se ajustase. Era una idea absurda y egoísta. Ningún Dios se fijaría en un humano. Al igual que un humano nunca hablaría con Dios. Su existencia era para mí una mera sensación de tranquilidad, como la presencia de mis padres en las noches repletas de monstruos en mi niñez. Solo sabía que estaba conmigo y que no me abandonaría. Hasta ese día.
Me levanté de la cama y me serví el desayuno, como todos los días desde que había regresado a mi pueblo. Era un pueblo en proceso de ser ciudad. Contaba con 5.000 habitantes y las constructoras se enfrentaban por los terrenos de alrededor de la ciudad para hacer nuevas casas. La actividad era frenética como la de una ciudad, sin embargo mantenía la sensación hogareña de un pueblo. Todos se llamaban por sus nombres y las ramas de sus árboles genealógicos de todos los habitantes se rozaban en alguna parte del pasado. Era una gran familia.
Tras tomar mi desayuno, me duché y puse mi uniforme. Era el policía del pueblo, aunque la mayoría de los habitantes aun me tomaban por el hijo de Antonio que había vuelto a casa tras haber fracasado en la ciudad. Al llegar, me encontré los típicos casos de pueblo. Carteras desaparecidas, unos coches rayados y unos pequeños graffitis en las paredes del colegio. Nada difícil de investigar y la mayoría de los casos estarían resueltos al finalizar el día. Las carteras las habrían perdido, pero por si las moscas habían ido a la policía por si la encontraban, el coche era del profesor de francés y los culpables serían algunos de sus alumnos y el asunto de los graffitis era uno de los gamberros del pueblo. Nada llamativo. Siguieron varias horas de inactividad, esperando lo inevitable. ¿Qué era? Meramente se trataba de que la mitad de las denuncias fueran retiradas. A veces no ocurría en el mismo día, pero siempre se podía confiar en que todas las demandas desaparecieran con el tiempo. Era un pueblo de confiados, que sabían muy bien que lo que se perdía era encontrado por alguien y éste lo devolvía. Meramente, era el lugar soñado por cualquier policía de de ciudad. Una ciudad en calma y tranquilidad. Sin embargo, no compartía un gusto especial por esta tranquilidad por el pueblo. Había pasado una parte de mi juventud y el inicio de mi carrera como policía en la metrópolis de Madrid y, a la larga, la acción intermitente de la gran ciudad es rememorada con nostalgia. Me recliné en la silla y suspiré. La tranquilidad siempre llevaba condigo un riesgo, y este era el aburrimiento. Mire la pequeña torre de documentos y me puse a leerlos y a firmarlos sin mucho interés. El aburrimiento se cebaba conmigo en estos momentos. No se que tipo de deidad pudo haberme salvado del pozo del aburrimiento, pero alguien puso un leve entretenimiento en mis manos. Unas sonoras voces flotaron en el aire y chocaron con el ambiente de aburrimiento que dominaba la oficina, dispersándolo.
- ¿Lo has escuchado? –dijo una con un tono de entusiasmo y alarma impreso en su voz.
- ¿El que? –dijo la otra con un tono de aburrimiento.
- ¡Un escritor ha venido al pueblo! –gritó la otra, eufórica. Una imagen de ella saltando entusiasmada en la calle cruzo mi mente.
- Eso no es nada nuevo…¿un escritor? –dijo la otra sin ser demasiado entusiasta, pero con un leve tono de interés.- Cientos y su madre vienen aquí con la excusa de un descanso para desbloquear su mente, pero más de la mitad no tienen un solo libro publicado y el resto son ermitaños cuyos libros solo consiguen tomar polvo en las estanterías…
- ¡No! –dijo la compañera enfatizando en exceso la o, tanto en tono como en duración.- Éste es famoso, ha escrito un best-seller… ¿Cómo se llamaba? Alar…Atrás… Azar…
- ¡¿Azares del destino?! – gritó en un instante la otra, a un nivel que la amiga no habría alcanzado, lo cual era bastante revelador-
Tras eso, una continuada serie de gritos siguió y finalizó con el resonar de unos zapatos a ritmo apresurado. “Azares del destino” fue un best-seller de gran envergadura. Trataba sobre la vida de un detective ruso en plena revolución rusa. Éste seguía la pista del asesino de un contrabandista y se encontraba que los cabecillas del asesinato eran los principales partidarios del partido bolchevique, los cuales empiezan a comprar armas para iniciar un golpe de estado. Por faltas de pruebas, el detective decide pedir ayuda a la hija de la mente principal. Esto inicia una relación amorosa y prohibida entre ambos que acaba con la muerte del hombre por un disparo, tirándolo luego en el río Nevá, y la de la mujer por suicidio en el cuarto de ésta. Una historia con un final trágico.
Suspiré y cerré los ojos, acabando con el último documento. Si era cierto que el escritor de esa novela había venido a este pueblo debía haber un motivo, lo cual me era imposible de deducir. Me levanté y mire el reloj. Siendo entretenido por las dos jovencitas de la calle habían pasado varías horas, llegando el momento de cerrar. Salí y cerré la puerta de la comisaría. El horario en el que las denuncias y cualquier tipo de anuncio siempre se daban y retiraban era por la mañana de ocho a doce. Tras eso siempre tenía un periodo de dos horas para relajarme y hacer lo que quisiese. Me dirigí al bar. Se que no es el destino adecuado para que un policía, pero el aburrimiento apremia y en un pueblo como este el lugar más entretenido era el bar, además de una increíble fuente de información.
Nada más entrar al establecimiento, mi nombre fue gritado con fuerza por una figura masculina en la barra.
- ¡Mario! –grito un hombre de treinta años. Su cabello era de un rubio brillante y su piel era completamente morena. Vestía unos vaqueros y una camiseta blanca, junto a una cazadora de color marrón. Nada más verme, se acerco con una sonrisa y me invitó a sentarme en la barra junto a él. Se trataba de mi amigo Ricardo. Habíamos sido amigos desde la infancia y al regresar al pueblo fue el primero que me dio la bienvenida. Era una persona agradable y con un carácter bastante fuerte, aunque noble.
- ¿Qué tal el día? –preguntó pasando la mano sobre mi hombro en un gesto de amistad.
- Lo normal…-dije pidiendo una cerveza mientras lo miraba con una sonrisa- Denuncias tontas que son retiradas al segundo…es un lugar tranquilo…
- ¡¿Qué esperabas, hombre?! Esto no es una ciudad como Madrid en el que siempre hay un crimen en el que rebuscar…-dijo tomando un trago de su cerveza con una sonrisa, liberándome de su agarre.
Las conversaciones se continuaron. El pueblo, la caza y alguna de mis trabajos al dejar de ser policía eran los principales temas de conversación. Una conversación a la que se unía la gente que estaba en el bar. Era un día normal…como cualquier otro. La rutina de siempre, la gente de siempre…las conversaciones de siempre. Una rutina que dejaba en la boca un sabor agridulce, el cual no puedes dejar de saborear aunque te hartes de su sabor. Fue entonces…donde él apareció.
La puerta del bar se abrió con lentitud, mostrando una figura pequeña. Al principio cualquiera que mirase a la figura que acababa de entrar diría que era uno de los chicos del pueblo. Sin embargo, al darle otro vistazo se podía ver que no lo era. Ropa del estilo que se llevaban en las ciudades grandes, un pelo negro como las plumas de un cuervo que no había sido visto por ninguno de los presentes y una forma de moverse que hacía que la figura pasase desapercibida, pero a la vez no. El chico se movió por el lugar como si estuviera en una jaula encerrado con bestias, dando rápidas y sutiles miradas a todos los presentes. Finalmente, sus ojos se posaron en mí y analizaron mi uniforme. Un suspiro aliviado salió de sus labios y empezó a dirigirse hacía mí. Ricardo lo miró y me dio un pequeño codazo.
- ¿Una conquista de tus tiempos de ciudad? –dijo, riéndose entre dientes.
- ¿Eh? – dije dejando el vaso de cerveza en la mesa y mirándolo directamente, sin entenderlo.
El chico finalmente llegó a nuestra posición, en la que podíamos observarlo bien. Al parecer, era mayor de lo que aparentaba, ya que los rasgos de la cara, aunque aun suaves, ya tenían la forma angulosa de la de un adulto. Su cara estaba completamente pálida y sus ojos estaban suavemente delineados por unas ojeras. Tenía el aspecto de un fantasma. El joven me miró, como si me analizara.
- ¿Es usted Mario Jiménez, el policía? –pregunto en un tono suave y bajo, que tomó la forma de un suspiró nada más salir de sus labios.
- Si…-responde más alto, animándole a que me respondiese en un tono más alto con una sonrisa.
- ¿Puede venir un momento? Tengo algo que decirle…-dijo sin apartar la mirada de él, teniendo en el rostro una expresión dura y regia como si fuese de vida y muerte lo que tenía que decir.
- Tranquilo…di lo que quieras aquí…-respondió Ricardo, con una sonrisa amable y divertida.
El chico le dedico otra mirada a Ricardo, exactamente igual que a mí, analizándolo. Soltó un suspiró y abrió la boca. Durante los segundos que tardó en proclamar su aviso, pareció que su cuerpo se erguía y sus ojos brillaran con un sentimiento desconocido. Y, como si por segunda vez una deidad interviniese, el bar se mantuvo en silenció.
- Alguien va a ser asesinado…
sábado, 19 de noviembre de 2011
Presentación de la marioneta de Dios
http://www.youtube.com/watch?v=WbZbMSp7x18&feature=related
El lugar era grande, frio y oscuro, no existia ningun tipo de ventana que iluminase el lugar como se debia, sin embargo corrientes frias circulaban por el lugar. La decoración estaba ocultas por las sombras del lugar y concentrandote podías ver dos figuras. La primera estaba casi a tu lado, a una distancia media, y la segunda estaba muy alejada, suspendida a una distancia bastante grande del suelo. El sonido de murmullos recorrían el lugar, pero nada más era distingible. Resumiendo, estabas solo, junto a dos figuras desconocidas y solo podías oir cientos de susurros a tu alrededor. De repente, el sonido de dos focos siendo encendidos resonó por la estancia. El lugar fue iluminado en cierta area y pudiste ver ligeramente tu situación actual. Estabas sentado en una butaca de, lo que posiblemente era, un teatro. No había nadie más sentado junto a ti, pero aun asi se podía escuchar el suave murmullo de un público expectante. Delante de ti se podía ver un escenario. Las cortinas estaban raidas, como si hiciese años que nadie las había tocado, y elevadas cuidadosamente. En el centro del escenario estaba la primera figura que habías podido distinguir, siendo apuntada por los focos.
Era una chica de estatura media, vestida con un elegante vestido blanco, el cual estaba decorado con telas y perlas del mismo color. Facilmente, te distes cuenta de lo mas resaltante. Toda la chica era blanca. Ademas de su vestido, su piel y su cabello tenían un color níveo, como si nunca hubiera sido tocado por ningún color. Su expresión mostraba cansancion y algo de pena, como si algo importante se hubiera perdido. Mientras observabas con concentración a la figura, esta abrió los ojos, mostrando un azul extremo. Sus ojos tenían el mismo tono que el cielo y eran completamente opacos, no tenian el clasico punto negro que todo ser humano tenia. Supusiste que era ciega, pero al instante ella fijo ss ojos en ti. Agarro las punta de sus vestido e hizo una reverencia, digna de una doncella mediaval, al público.
- Encantada...- dijo con una voz suave y delicada, pero sin mostrar ningun tipo de sentimiento,com un automata- Permitidme presentarme...-dijo mirando al público, específicamente a ti.- Mi nombre es Blanche. No soy un ser humano, ni un demonio, ni siquiera le llego a la altura del zapato a una ilusión. Sin embargo, desde la oscuridad de la mente de Dios he conseguido llegar aqui. - Dejó la pose de reverencia y se irguió.- Mi existencia depende de lo que usted, querido lector, desee darme. Una mera ilusión que el creador de este lugar ha creado para usted, un demonio que lo desea engañar o una parte de la personalidad del creador. - Suspiro y una silla apareció como por arte de magia detrás de ella.- Como mi nombre y apariencia indica soy un ser inmaculado, sin presencia...y llegue a este lugar, un blog como vosostro lo llamaís, tras ser desechada por la humanidad. Este lugar esta en la linea de lo posible y lo imposible...asi que lo tomare como mi hogar durante un tiempo. El Señor de este mundo me ha dado permiso por lo tanto no se puede protestar, sin embargo ha cambio de mi pertenencia a este lugar....se me ha entregado una misión...la cual es cuidar para que usted, señor lector, no se marche sin entender cada una de sus palabras. Por lo que, servire como intermediaria entre usted y él..o entre él y Dios.
De repnte, un rugido de aplausos resuena por el lugar y las luces se apagan gradualmente, para despues inundarlo todo en oscuridad.
- Recuerde, si tiene algun problema...ire a ayudarlo...
El lugar era grande, frio y oscuro, no existia ningun tipo de ventana que iluminase el lugar como se debia, sin embargo corrientes frias circulaban por el lugar. La decoración estaba ocultas por las sombras del lugar y concentrandote podías ver dos figuras. La primera estaba casi a tu lado, a una distancia media, y la segunda estaba muy alejada, suspendida a una distancia bastante grande del suelo. El sonido de murmullos recorrían el lugar, pero nada más era distingible. Resumiendo, estabas solo, junto a dos figuras desconocidas y solo podías oir cientos de susurros a tu alrededor. De repente, el sonido de dos focos siendo encendidos resonó por la estancia. El lugar fue iluminado en cierta area y pudiste ver ligeramente tu situación actual. Estabas sentado en una butaca de, lo que posiblemente era, un teatro. No había nadie más sentado junto a ti, pero aun asi se podía escuchar el suave murmullo de un público expectante. Delante de ti se podía ver un escenario. Las cortinas estaban raidas, como si hiciese años que nadie las había tocado, y elevadas cuidadosamente. En el centro del escenario estaba la primera figura que habías podido distinguir, siendo apuntada por los focos.
Era una chica de estatura media, vestida con un elegante vestido blanco, el cual estaba decorado con telas y perlas del mismo color. Facilmente, te distes cuenta de lo mas resaltante. Toda la chica era blanca. Ademas de su vestido, su piel y su cabello tenían un color níveo, como si nunca hubiera sido tocado por ningún color. Su expresión mostraba cansancion y algo de pena, como si algo importante se hubiera perdido. Mientras observabas con concentración a la figura, esta abrió los ojos, mostrando un azul extremo. Sus ojos tenían el mismo tono que el cielo y eran completamente opacos, no tenian el clasico punto negro que todo ser humano tenia. Supusiste que era ciega, pero al instante ella fijo ss ojos en ti. Agarro las punta de sus vestido e hizo una reverencia, digna de una doncella mediaval, al público.
- Encantada...- dijo con una voz suave y delicada, pero sin mostrar ningun tipo de sentimiento,com un automata- Permitidme presentarme...-dijo mirando al público, específicamente a ti.- Mi nombre es Blanche. No soy un ser humano, ni un demonio, ni siquiera le llego a la altura del zapato a una ilusión. Sin embargo, desde la oscuridad de la mente de Dios he conseguido llegar aqui. - Dejó la pose de reverencia y se irguió.- Mi existencia depende de lo que usted, querido lector, desee darme. Una mera ilusión que el creador de este lugar ha creado para usted, un demonio que lo desea engañar o una parte de la personalidad del creador. - Suspiro y una silla apareció como por arte de magia detrás de ella.- Como mi nombre y apariencia indica soy un ser inmaculado, sin presencia...y llegue a este lugar, un blog como vosostro lo llamaís, tras ser desechada por la humanidad. Este lugar esta en la linea de lo posible y lo imposible...asi que lo tomare como mi hogar durante un tiempo. El Señor de este mundo me ha dado permiso por lo tanto no se puede protestar, sin embargo ha cambio de mi pertenencia a este lugar....se me ha entregado una misión...la cual es cuidar para que usted, señor lector, no se marche sin entender cada una de sus palabras. Por lo que, servire como intermediaria entre usted y él..o entre él y Dios.
De repnte, un rugido de aplausos resuena por el lugar y las luces se apagan gradualmente, para despues inundarlo todo en oscuridad.
- Recuerde, si tiene algun problema...ire a ayudarlo...
Objetivo
(http://www.youtube.com/watch?v=IO9AKnb1vww)
El comienzo de una vida es algo extremadamente feliz. La celebración de la existencia de un ser vivo es extremadamente emocionante y su valor es incalculable. Eso momentos de dicha al escuchar la respiración de un nuevo ser vivo y el poder observarlo. Es algo sin duda único y valioso. Pero...-siempre hay,habrá y ha habido un "pero"- ¿que nos ocurre a los seres humanos para convertirnos en un ser tan complicado y ,a veces, repulsivo? ¿Donde comienza esa evolución donde palabras como sueños, magia, esperanza y amor cambian de significado? Estoy seguro que el momento de esa metamorfosis se encuentra en las células de mi cuerpo, del tuyo, en el del todo el mundo...porque ese cambio se da y dará, como siempre se dio, en este mundo.
No hay forma de escapar de este cambio físico...¿por qué? Porque debemos iluminar la inmensa y profunda oscuridad que absorbe este mundo. Despedazar los iconos de las sombras que impiden el paso a nuestra existencia, que nos someten bajo yugos cuya existencia y comprensión nos sobrepasa. ¿Que son esos iconos? Son la sombra de los humanos...seres nacidos de nuestras lágrimas, gritos y sospechas...a los que damos vidas con la sangre que nuestras garras expanden en la historia. Sus nombres cambian y se modifican. Fueron Dioses, demonios, brujas, fantasmas y ilusiones. Subhumanos casi sin conciencia, pero con el deseo de tenerla, cuyos deseos se convierten, sin darnos cuenta, en nuestras normas. ¿Como vencerlos? Transformándonos...utilizando las armas que nuestra madre naturaleza nos dio...Clavar una lanza hecha con lógica en el pecho de Dios, quemar con la voluntad a los demonios, vencer con la razón a las brujas, contar la historia de cada fantasma y...iluminando la ilusiones de este mundo. Solo con ello sabremos que nuestra vida a valido apena, iluminando con gentileza y misericordia las sombras que dejamos en este mundo...
¿Sigues sin saber a que me refiero? Probablemente leas esto con extrañeza y pensando que he perdido múltiples tornillos, y yo no puedo decir si estas equivocado o no....Después de todo, yo solo hablo sobre el mundo que veo y tu puedes contra argumentar con el mundo que ves. Ya que, aunque existe una verdad única, la verdad es extremadamente frágil y con este reflejo del mundo que he creado solo intento acercarme a ella. No puedo evitar sonreí triste al leer estas ridículas o reveladoras lineas, debido a su sentido tan bipolar, pues puede que en este momento este dando la espalda a la verdad y zambullendome en la oscuridad que intento evitar o este siendo regado por la luz que la verdad me entrega. Solo existe una premisa que puedo utilizar en este momento: No importa el lugar y el momento, si no existen pruebas múltiples verdades pueden coexistir entre ellas.
¿Sigues sin entenderlo? Te lo pondré más fácil. Tenemos a un gato encerrado en una caja con un dispositivo con un 50% de matar al gato ¿El gato esta vivo o muerto dentro de la caja? Una pregunta simple, pero a la vez difícil. A este problema se le conoce como la caja de Schrodinger. ¿La solución?No existe, ya que al proclamar que "si no existen pruebas múltiples verdades pueden coexistir entre ellas." mientras no aparezca una prueba de la vida o muerte del gato, este se encontrara en un estado de inexistencia.
Debido a esa confusión respecto a lo que existe o no, los seres humanos debemos iluminar las sombras conocida como ignorancia, y para ello debemos dejar nuestra inocencia a un lado y entregar nuestras mente al conocimiento para resolver cada enigma de este mundo. Sin embargo, aunque te diga estas palabras, tu eliges
¿Mantendrás el estado de la humanidad o despejaras la niebla que lo rodea un poco más?
El comienzo de una vida es algo extremadamente feliz. La celebración de la existencia de un ser vivo es extremadamente emocionante y su valor es incalculable. Eso momentos de dicha al escuchar la respiración de un nuevo ser vivo y el poder observarlo. Es algo sin duda único y valioso. Pero...-siempre hay,habrá y ha habido un "pero"- ¿que nos ocurre a los seres humanos para convertirnos en un ser tan complicado y ,a veces, repulsivo? ¿Donde comienza esa evolución donde palabras como sueños, magia, esperanza y amor cambian de significado? Estoy seguro que el momento de esa metamorfosis se encuentra en las células de mi cuerpo, del tuyo, en el del todo el mundo...porque ese cambio se da y dará, como siempre se dio, en este mundo.
No hay forma de escapar de este cambio físico...¿por qué? Porque debemos iluminar la inmensa y profunda oscuridad que absorbe este mundo. Despedazar los iconos de las sombras que impiden el paso a nuestra existencia, que nos someten bajo yugos cuya existencia y comprensión nos sobrepasa. ¿Que son esos iconos? Son la sombra de los humanos...seres nacidos de nuestras lágrimas, gritos y sospechas...a los que damos vidas con la sangre que nuestras garras expanden en la historia. Sus nombres cambian y se modifican. Fueron Dioses, demonios, brujas, fantasmas y ilusiones. Subhumanos casi sin conciencia, pero con el deseo de tenerla, cuyos deseos se convierten, sin darnos cuenta, en nuestras normas. ¿Como vencerlos? Transformándonos...utilizando las armas que nuestra madre naturaleza nos dio...Clavar una lanza hecha con lógica en el pecho de Dios, quemar con la voluntad a los demonios, vencer con la razón a las brujas, contar la historia de cada fantasma y...iluminando la ilusiones de este mundo. Solo con ello sabremos que nuestra vida a valido apena, iluminando con gentileza y misericordia las sombras que dejamos en este mundo...
¿Sigues sin saber a que me refiero? Probablemente leas esto con extrañeza y pensando que he perdido múltiples tornillos, y yo no puedo decir si estas equivocado o no....Después de todo, yo solo hablo sobre el mundo que veo y tu puedes contra argumentar con el mundo que ves. Ya que, aunque existe una verdad única, la verdad es extremadamente frágil y con este reflejo del mundo que he creado solo intento acercarme a ella. No puedo evitar sonreí triste al leer estas ridículas o reveladoras lineas, debido a su sentido tan bipolar, pues puede que en este momento este dando la espalda a la verdad y zambullendome en la oscuridad que intento evitar o este siendo regado por la luz que la verdad me entrega. Solo existe una premisa que puedo utilizar en este momento: No importa el lugar y el momento, si no existen pruebas múltiples verdades pueden coexistir entre ellas.
¿Sigues sin entenderlo? Te lo pondré más fácil. Tenemos a un gato encerrado en una caja con un dispositivo con un 50% de matar al gato ¿El gato esta vivo o muerto dentro de la caja? Una pregunta simple, pero a la vez difícil. A este problema se le conoce como la caja de Schrodinger. ¿La solución?No existe, ya que al proclamar que "si no existen pruebas múltiples verdades pueden coexistir entre ellas." mientras no aparezca una prueba de la vida o muerte del gato, este se encontrara en un estado de inexistencia.
Debido a esa confusión respecto a lo que existe o no, los seres humanos debemos iluminar las sombras conocida como ignorancia, y para ello debemos dejar nuestra inocencia a un lado y entregar nuestras mente al conocimiento para resolver cada enigma de este mundo. Sin embargo, aunque te diga estas palabras, tu eliges
¿Mantendrás el estado de la humanidad o despejaras la niebla que lo rodea un poco más?
jueves, 10 de noviembre de 2011
Reino del otoño
(http://www.youtube.com/watch?v=1eqX4EGqUdQ&feature=channel_video_title&noredirect=1)
Hace tiempo que el verano llegó a su fin, o al menos, me lo parece a mí. Las clases dieron inicio de manera entusiasta y, de una forma previsible, fueron bajando los ánimos de incluso los alumnos más cualificados. Algunas personas observan silenciosamente este suceso, con calma y tranquilidad. Porque siempre se ha sabido que el otoño es la época de los cambios innotables, de los drásticos cambios de rutina, al igual que de estación. Un cambio sutil y delicado, imposible de parar. Asusta la inevitabilidad de esta estación. No hay formas de luchar, de combatir, contra esta estación que se introduce en el alma y cambia su color a un marrón brillante, pero a la vez sucio. Un equilibrio lleno de felicidad, pero a la vez llena de tristeza. Porque...¿Quien puede asegurar que esos cambios son buenos?¿Alguien puede tendernos una mano en este lecho de hojas muertas y decirnos que nuestro futuro es un camino brillante? Nadie...ni siquiera los que te aman pueden asegurar una mentira tan cruel, pero a la vez tan deseada.
Los deseos que nacen durante el año, mueren en esta estación, cayendo al olvido.El otoño...una estación tan hermosa y terrorífica. Si entramos en la historia podemos observar como se adoraba y temía a esta estación. Era conocida como la muerte de la vida de la tierra, ceremonias de resurrección para asegurar que la vida llegaba de nuevo, y se creía que esta época era el limite entre la vida y la muerte. La muerte de la tierra...es algo extremadamente poético, pero que se acerca lentamente y sin pausa. Me pregunto...¿podremos los humanos hacer una ceremonia de resurrección para lo perdido o caeremos en la oscuridad junto a la madre que aun nos protege?
Hace tiempo que el verano llegó a su fin, o al menos, me lo parece a mí. Las clases dieron inicio de manera entusiasta y, de una forma previsible, fueron bajando los ánimos de incluso los alumnos más cualificados. Algunas personas observan silenciosamente este suceso, con calma y tranquilidad. Porque siempre se ha sabido que el otoño es la época de los cambios innotables, de los drásticos cambios de rutina, al igual que de estación. Un cambio sutil y delicado, imposible de parar. Asusta la inevitabilidad de esta estación. No hay formas de luchar, de combatir, contra esta estación que se introduce en el alma y cambia su color a un marrón brillante, pero a la vez sucio. Un equilibrio lleno de felicidad, pero a la vez llena de tristeza. Porque...¿Quien puede asegurar que esos cambios son buenos?¿Alguien puede tendernos una mano en este lecho de hojas muertas y decirnos que nuestro futuro es un camino brillante? Nadie...ni siquiera los que te aman pueden asegurar una mentira tan cruel, pero a la vez tan deseada.
Los deseos que nacen durante el año, mueren en esta estación, cayendo al olvido.El otoño...una estación tan hermosa y terrorífica. Si entramos en la historia podemos observar como se adoraba y temía a esta estación. Era conocida como la muerte de la vida de la tierra, ceremonias de resurrección para asegurar que la vida llegaba de nuevo, y se creía que esta época era el limite entre la vida y la muerte. La muerte de la tierra...es algo extremadamente poético, pero que se acerca lentamente y sin pausa. Me pregunto...¿podremos los humanos hacer una ceremonia de resurrección para lo perdido o caeremos en la oscuridad junto a la madre que aun nos protege?
martes, 8 de noviembre de 2011
Prólogo
Prólogo
El callejón estaba poco iluminado, a contraste con la iluminación de las calles adyacentes. Solo un leve haz de luz, provocado por los neones de las tiendas y prostíbulos, se atrevía a atravesar esa inusual oscuridad.
De repente, un paso resonó en la callejuela. El individuo que había avanzado en esa oscuridad no era otro que una niña pequeña. Su vestido, cubiertos de volantes y accesorios, junto a su piel blanca y cabellos dorados recordaban a las muñecas de porcelana que decoraban las estanterías de las tiendas de antigüedades. Sus ojos azules analizaron la calle, mirando los montones de basuras y los graffitis que lo decoraban. Dio otro paso, sin demostrar ningún tipo de nerviosismo, introduciéndose lentamente en el callejón.
Los ojos azules de la niña se quedaron fijos en un vagabundo tumbado entre unos cartones. Un perro de pelaje plateado, y, misteriosamente, limpio, estaba delante de el hombre. La niña se acerco, con una ligera mirada de desprecio, ante la mirada del sintecho. La niña abrió la boca y un agudo, pero a la vez musical, silbido salió. El hombre cambio su mirada a una enfurecida y un silbido grave y amenazador salio de su boca. Su mirada reflejaba odio y furia, casi homicida.
La niña sonrió mirándole. Su mirada era como cuando alguien miraba una cucaracha a punto de ser aplastada, sin un ápice de lastima o piedad. El hombre intento levantarse, pero dos cosas ocurrieron. Un sonido metálico se escucho detrás de él y el perro se levanto mirando al hombre. Un gruñido salió de la boca del perro y el hombre se quedo quieto temblando. La niña soltó un nuevo silbido con una sonrisa complacida. El hombre asintió rápido mientras el perro dejaba de gruñir y se tumbaba.
De repente, la pared de detrás del hombre empezó a moverse. Realmente, moverse no era lo correcto, era más como si se derritiera con lentitud. Los ladrillos perdieron su forma, convirtiéndose en una masa uniforme y, como moisés y el mar negro, se abrió de par en par, revelando una pequeña farola y una puerta. Ambas contrastaban entre sí. La farola de estilo europeo parecía salido de una calle londinense, mientras que la puerta era de estilo japonés, corrediza, y sin apenas decoraciones. La niña miró fijamente la puerta y dio un paso. La puerta respondió y se abrió, con lentitud, ante la invitada. La niña no vacilo y entró, mientras la puerta y la pared se cerraban tras ella.
El interior no era nada espectacular. Solo un largo pasillo, cuyos laterales estaba cubierto de pequeños cubículos y todo recubierto por una nube de humo. La niña fijo su visión en las entradas de estos. Figuras humanoides se podían ver en el interior, moviéndose con lentitud y resoplando, incluso en una de las puertas se podía ver una figura tendida con una mano saliendo al pasillo. La niña resopló y continuó recto, directo a la siguiente puerta. Ésta al contrario que la otra, era de un vidrio claro y puro por el que un haz de luz claro salía. La niña resopló de nuevo, mirando la puerta. Realmente odiaba tanta lentitud y complejidad. La niña elevó la mano y la puerta se abrió con un chirrido forzado. Al abrirse, la niña se introdujo en la nueva instancia.
Misteriosamente, la estancia estaba completamente fuera de lugar y no se parecía a la anterior. Era una sala circular, cuyas paredes estaban cubiertas por telas multicolores. Del techo, caía una enorme lámpara de araña, cuya mayor característica era que varios de sus cristales eran de colores chillones, que iluminaba la estancia- En el centro una mesa circular y dos sillones se alzaban. Los sillones eran extremadamente diferentes, uno tenía una apariencia parecida a un trono, mientras que la otra era un sillón antiguo y de cuero. Una figura ataviada con una túnica de color blanco lo miraba desde el trono con una sonrisa.
- ¿Para que me has llamado? Es extremadamente raro que alguien como tu pida ayuda… –dijo la niña sentándose en el sillón mas viejo. Su actitud podía ser arrogante, pero sabía como actuar delante de criaturas más fuertes y antiguas.
- Siempre eres un encanto… directa al grano…-dijo la figura mirándola. Desde cerca se podía ver que era un adolescente. Su pelo se parecía bastante al de la niña, solo que tenia un brillo más oscuro y sus ojos eran de un azul extremadamente brillante.-
- Teniendo, en consideración, la información que dispongo de ti se que adoras los juegos de palabras y engañar a los demás…lo veo completamente razonable…-respondió la pequeña con un tono musical.
El chico rió y una ligera nube de humo salió de debajo de la mesa. Un remolino de humo empezó a bailar encima de la mesa y a dispersarse en pequeñas formas humanoides con alas. Ahora, sobre la mesa, había una enorme bandeja repleta de dulces y dos tazas humeantes. La chica cogió la taza sin temer y trago el contenido. El chico repitió el movimiento de la chica.
- Por cierto…-dijo la chica- Podrías haber venido tu a por mi…y haberme ahorrado el tener que venir y pasar por esa ridícula entrada…y ese paripé de guardianes…Un hombre encadenado a una puerta, con un lobo en las piernas y una sala de drogadictos…
- Sigues sin ver mas allá…Si sigues así, por mucho poder que consigas no llegaras a la élite.-suspiró el chico y comió una galleta. El comentario hizo que el rostro de la chica mostrara algo de enfado- Ahora…nuestro asunto…- metió una mano en su túnica y saco una pequeña fotografía.- Necesito que mates a este chico…
La fotografía mostraba a un chico de dieciséis años de cabello marrón y ojos verdes con un toque azul. No tendría mas de un metro ochenta de altura y no se veía fuerte. La niña guardo la fotografía en su ropa y tomo otro dulce.
- ¿Un humano? – Dijo mirando al joven sin pestañear- ¿Ahora te dedicas a matar humanos? No…¿ Me obligas a matar a un humano? Sabes que suelo cobrar bastante, como cliente regular que eres, te aconsejo que envíes a un ente de baja categoría…saldrá mas barato…
- No.
La respuesta fue tajante, rápida y concisa. Los ojos de la niña ase asentaron sobre el joven, sorprendida. Su rostro ya no estaba relajado. Mostraba una expresión seria y el ambiente se había vuelto frió y amenazador. El cuerpo de la niña se tenso. Su instinto saltó. Estaba en peligro.
- Bueno…¿Dónde esta el niño?-preguntó finalmente la pequeña mirando al hombre.
- Vive en la 2ª sección…-dijo con un suspiro, sin parar de mirar la mesa-
- Vaya…el chaval ni siquiera es rico…-suspiró y se levanto mostrando de nuevo un aire arrogante en el rostro- Me pondré a trabajar de inmediato…
El joven suspiró, al escuchar la puerta cerrarse detrás de la joven. Sus manos apretaron la tela y miraron a la taza, ya fría.
- ¿Cuántas piezas me costara vencer a un Dios? – dijo para después mostrar una mirada fiera y coger la taza, dándole un sorbo de nuevo.
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